lunes, 11 de agosto de 2014

CONSECUENCIAS DE LAS BEBIDAS AZUCARADAS

El consumo habitual de bebidas azucaradas (refrescos, zumos envasados y bebidas energéticas), que tienen un alto contenido de calorías, se asocian a un mayor riego de ganancia de peso y por tanto de adquirir sobrepeso e incluso obesidad.
Se han realizado numerosos estudios que demuestran esta relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el riesgo de desarrollar obesidad. El más importante de ellos, el estudio Framingham, ha permitido determinar que el consumo de más de un refresco azucarado diario incrementa ese riesgo en un 37%, si se compara con personas que no los consumen.
Otros estudios realizados en niños y adolescentes han permitido establecer un valor predictivo en cuanto a la ganancia de peso en la edad adulta, de tal manera que el consumo habitual de este tipo de bebidas entre comidas multiplica por 2,4 este riesgo. Asimismo, también se ha demostrado que en personas predispuestas genéticamente a desarrollar obesidad, el riesgo se dispara cuando se consume este tipo de bebidas.
Por el contrario, cuando se sustituyen las bebidas azucaradas por otras carentes de calorías, preferiblemente agua, se ha comprobado que se produce una reducción apreciable de peso al disminuir la acumulación de grasa. En este sentido, se ha demostrado que el consumo de sacarosa está relacionado con la acumulación de grasa ectópica (la que se acumula fuera del tejido adiposo y que es responsable de los problemas metabólicos propios de las personas obesas), así como con el aumento de riesgo cardiovascular y de enfermedades metabólicas.
       
Diferentes estudios han identificado el consumo de bebidas azucaradas como un factor de riesgo importante de desarrollar tanto diabetes tipo 2 como el llamado síndrome metabólico (coincidencia de tres o más factores de riesgo cardiovascular), un hecho que en gran medida se debe al aumento del índice de masa corporal (IMC). As-i, se ha comprobado que por el consumo de cada 150 kilocalorías por persona y día, equivalente al contenido de una lata de refresco azucarado, se incrementa la tasa de diabetes en 1%.
Por lo general, las bebidas azucaradas se endulzan con sacarosa o fructosa, esta última procedente de frutas (jarabes), que inhiben la producción de leptina e insulina, hormonas relacionadas con la regulación de azúcar en sangre y la obesidad. Además, el alto consumo de fructosa es precursor de la resistencia a la insulina, lo que favorece el la acumulación de grasa en el hígado (hígado graso) y el desarrollo de diabetes tipo 2, así como el aumento de la presencia de ácido úrico en sangre (el consumo de más de dos bebidas de este tipo al día incrementa un 85% el riesgo de sufrir gota).
Por otra parte, el consumo de dos o más refrescos diarios duplica el riesgo de sufrir síndrome metabólico, aumentando la presencia de triglicéridos en sangre y reduciendo la producción de lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol bueno), lo que favorece la hipercolesterolemia.
Por último, hay que señalar que también se ha identificado el consumo de bebidas azucaradas con un aumento de la presión arterial (hipertensión).
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...