La sauna proporciona numerosos beneficios.También conlleva una serie de riesgos que desde aquí vamos a numerar.
En una sauna la temperatura oscila entre los 80 y los 100 grados centígrados. El hecho de que no se produzcan quemaduras responde al hecho de que se combina con una humedad muy baja (calor seco) y por lo tanto no llega a quemar.
La mayoría de las personas, usamos mal la sauna. No se deben de tomar mas de 2 sesiones por día y no mas de 3 semanales.
Sin duda más que una rutina, el sauna es un medio de relajación con múltiples beneficios y ventajas como lo son: desintoxicación de la piel, purificación del organismo, mejora del ritmo cardiaco y circulatorio, dilatación de bronquios y regulación de la presión sanguínea.
Reacciones de nuestro cuerpo:
Desde el momento en el que entramos a un baño sauna nuestro cuerpo experimenta una serie de reacciones:
-Transpiración e hidroforesis - como consecuencia de estas se produce la eliminación de toxinas y una limpieza de la epidermis profunda.
-Elevación del riego sanguíneo y regeneración de células - Lo que significa que puede ayudar a aliviar varias enfermedades cutáneas y respiratorias.
La concentración de calor resulta positiva para el sistema cardiovascular dado que el corazón bombea más fuerte y por lo tanto se favorece la circulación. La combinación de calor con aceites de acción terapéutica (mentol o eucalipto), actúa de forma positiva en los bronquios y el sistema respiratorio en general.
Recomendaciones para tomar una sauna:
Después de hacer deporte, se aconseja descansar de 15 a 30 minutos antes de entrar.
Por higiene, ducharse a fondo con agua templada antes de entrar y secarse, ya que la piel seca suda más.
Las personas con pies fríos deben introducirlos en agua caliente durante 4-5 minutos antes (o después) de una sauna. Acelera la irrigación sanguínea y saca el calor hacia el exterior.
Es preferible no colocarse en el nivel inferior (sólo se consigue sobrecargar el corazón) sino en el banco intermedio o superior.
Lo normal es que a los 8-12 minutos el cuerpo sienta ya ganas de refrigerarse. Y en ese momento hay que salir, sin tomar en consideración si se ha transpirado lo suficiente o no.
Antes de abandonar la cabina, siéntese con los pies colgando en el banco para que la circulación se adapte de nuevo a la posición vertical.
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