2. Duerma bien si quiere adelgazar. Distintos estudios científicos han confirmado la importancia de la leptina para el control del peso. Sintetizada durante el sueño, la leptina es una hormona proteica que actúa en el cerebro, inhibiendo el apetito y estimulando el consumo de energía. Por tal motivo, si no duerme usted lo suficiente por las noches, ello afectará a la producción de leptina y es muy probable que, al día siguiente, tenga más dificultad en controlar su apetito. Las personas que padecen insomnio u otras perturbaciones del sueño tienen, por esa razón, más probabilidades de padecer exceso de peso.
3. Reduzca la ingesta de hidratos de carbono. Todos los hidratos de carbono, a los que también llamamos glícidos o glúcidos, contienen azúcares, sean estos almidón (pan, pastas, arroz, patatas), sacarosa (azúcar común), fructosa (fruta), maltosa (cerveza) o lactosa (productos lácteos), y esos azúcares parecían ser el mejor combustible para mantenernos vivos y activos en otros momentos de la Historia. Pero la energía que necesitamos en nuestro día a día actual ya no exige tan gran cantidad de hidratos de carbono. Para perder peso de forma eficaz, lo que le propongo incluso es que los elimine casi por completo.
4. Tome proteínas en todas las comidas. Las proteínas proporcionan mayor sensación de saciedad que los hidratos de carbono. ¿Es que alguien puede quedarse con hambre tras comerse un buen filete con champiñones? ¿O una estupenda tortilla de gambas? ¿Alguien cree de verdad que le van a faltar las energías después?
5. No pase nunca hambre. Para adelgazar, hay que comer. Es importante que sepa compensar un desliz en los días que siguen, pero es perjudicial anticiparse y dejar de comer en las horas o los días anteriores. Dejar de comer aumentará su apetito, le causará más ansiedad y provocará una mayor asimilación de todo lo que ingiera. En resumen, no solo no le será beneficioso, en términos de peso, sino que hasta podría perjudicarle.
6. ¡Diga «no» a los zumos naturales! Las frutas tienen una gran cantidad de azúcar y, cuando se consumen en forma de zumo, la fibra desaparece, aumentando los niveles de insulina y, por ende, la sensación de hambre; es mejor tomar hasta dos piezas de fruta al día sin exprimirlas.
7. Coma verduras sin limitación. La mayoría de las verduras contienen un índice glucémico bastante bajo -lo que las hace muy aconsejables en su dieta-, pero también son excelentes para el intestino, ya que contienen fibras; son alimentos bastante complejos de digerir, por lo que nos sacian mucho; son muy ricas en vitaminas y minerales; son muy poco calóricas y pueden ser ingeridas en grandes cantidades.
8. Aproveche bien el Día Loco. Para que una dieta de adelgazamiento funcione, es importante que haya instantes de relajación. Cuando ese momento de evasión no existe, se hace más difícil soportar las restricciones y así, a la primera oportunidad, empezamos a saltarnos la dieta. El éxito de mi dieta depende mucho de la libertad que concedo a mis pacientes para que, una vez a la semana, calmen su apetencia por todo aquello que no pueden comer durante el resto de la semana.
9. Desintoxique su cuerpo. Con independencia de que esté haciendo una dieta de adelgazamiento o de mantenimiento de su peso, es importante que, por lo menos dos veces por año, libere su cuerpo de las toxinas que se acumulan para proteger la salud y la belleza, y también para combatir la celulitis. Como las Navidades son épocas de mayores excesos, es una vez pasadas estas fechas cuando aconsejo realizar la desintoxicación del cuerpo, que nos hará sentirnos mejor, más sanos y también más ligeros. Existen varias modalidades de desintoxicación, pero yo aconsejo dos: la primera consiste en beberse ocho vasos de leche y comerse ocho plátanos en el curso de un día; la segunda, comer tan solo verduras y frutas durante un día (en el desayuno se toma un zumo de naranja natural; en la comida y en la cena, sopa de verduras y, durante el día, se ingiere la fruta que se quiera).
10. No se exceda en el ejercicio físico. Los beneficios de la práctica del deporte son innegables: caminar, nadar, bailar o montar en bicicleta son excelentes actividades para fortalecer su corazón, sus músculos y sus huesos, así como para estimular su buen humor, aliviándole del estrés de la vida diaria. Pero recomiendo siempre a mis pacientes que se moderen en la fase inicial de la dieta porque si comienza simultáneamente a practicar mucho deporte no solo no pierde peso tan deprisa (porque los músculos también pesan), sino que tiene más dificultad en evitar los alimentos más grasos y azucarados, porque el deporte abre el apetito.