Mantener un sistema inmunológico sano es la mejor manera de protegerse de un número excesivo de catarros. Una nutrición incorrecta y los efectos del estrés son factores determinantes que reducen las defensas y permiten la infección vírica. Se ha demostrado que numerosos factores nutricionales previenen este efecto del estrés. En concreto, las vitaminas A y C, el beta- caroteno, el zinc y otros antioxidantes previenen el estrés y el deterioro causado por los radicales libres en el timo, y mejoran las funciones inmunológicas. Casi todos nosotros estamos sometidos a un gran estrés o expuestos a niveles elevados de contaminantes es por ello que debemos añadir a nuestras dietas suplementos de estos importantes nutrientes.
Existen otros factores que deben tenerse en cuenta además de la deficiencia de nutrientes y el estrés. El consumo del alcohol y el tabaco, los fármacos, los niveles altos de glucosa y colesterol en sangre, el consumo excesivo de azúcar, los factores medioambientales (exposición a productos químicos) y las alergias pueden debilitar significativamente nuestro sistema inmune.
En un sistema inmune sano, un catarro no debería durar más de dos o tres días, sin olvidar que los propios mecanismos de defensa del organismo (como la fiebre y el interferón) son los responsables de algunos de los síntomas catarrales, y por lo tanto, una señal de su defensa.
En las etapas más profundas del sueño se liberan potentes compuestos que mejoran el sistema inmune y se potencian muchas de sus funciones. Aunque es indudable el beneficio del descanso no se debe abusar de él.
Beber mucho líquido, o la utilización de un vaporizador, hace que el tracto respiratorio mantenga una humedad que rechaza la infección vírica y mejora la función de los leucocitos.
Debe advertirse que en diversos estudios se ha demostrado que consumir bebidas con altas concentraciones de azúcar (como: glucosa, fructosa, sacarosa, miel o zumo de naranja) pueden reducir en gran medida la capacidad de los leucocitos para matar bacterias. Por ejemplo, antes de consumir zumos de fruta deben estar bien diluidos y debe evitarse el consumo de miel. Así pues son importantes la cantidad (entre un litro y medio y dos litros diarios) y la calidad (baja concentración de azúcar).