Esos molestos abultamientos en las plantas de los pies que conocemos como callos son producidos por la presión de los dedos y la superficie de la piel al entrar en contacto con un calzado que aprieta mucho o no se ajusta a la forma de los pies. Lo peor es que los callos y juanetes se hacen cada vez más duros, por lo que es más difícil extraerlos si no se ha suavizado la zona con un tratamiento constante. Esto es a partir de unas sencillas pero muy eficaces soluciones caseras que además de disminuir el dolor eliminan la resequedad de los pies y los exfolian. Una forma de hacerlo es aplicando media cucharada de jugo de papaya sobre las plantas de los pies al menos tres veces al día. O en su reemplazo, frotar las callosidades con una pasta de base de agua y polvo de tiza la misma cantidad de veces.Después de regresar del trabajo o la escuela, es básico remojar los pies en agua tibia con sal y llantén, que es una planta de grandes propiedades desinflamatorias. Opcionalmente, podemos realizar un segundo lavado con gotas de aceite esencial para sentir mayor relax. Una vez que los hayamos secado bien, hay que masajearlos con una crema de textura espesa a base de vitamina E y después poner una rodaja de limón sobre la parte callosa, dejando que actúe durante toda la noche. Por supuesto, el efecto de estos remedios será superficial sin una dieta rica en vitaminas y minerales que se obtienen alternando el consumo de frutas, verduras (5 porciones de ambas al día), cereales y legumbres. Si el dolor es muy fuerte, conviene aplicar inmediatamente un parche contra callos por lo menos media hora para que pueda absorber mejor el lavado desinflamante. Así sentiremos menos molestias al momento de cortar los callos, que también pueden disminuir su grosor frotando con una piedra pómez. Fuente: Home Remedies