El tabaquismo pasivo es consecuencia directa de que personas no fumadores respiren el humo del tabaco producido por los fumadores tanto al quemarse el cigarrillo como al exhalar el humo.
En el humo de tabaco hay más de 4000 sustancias químicas, de las cuales se sabe que al menos 250 son nocivas y más de 50 cancerígenas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que no existe un nivel inocuo de exposición al humo del tabaco y que la única manera de protegerse de sus efectos nocivos para la salud es crear ambientes totalmente libre de humos. Ésta es la razón por la que las leyes actuales sobre el tabaco prohíben fumar en lugares públicos cerrados.
Riesgos del tabaquismo pasivo
El tabaquismo pasivo causa más de 600.000 muertes prematuras anuales en todo el mundo como consecuencia de diferentes enfermedades:
-Cáncer de pulmón: el riesgo de sufrirlo a causa de la exposición involuntaria del humo del tabaco se incrementa en un 20% en las mujeres y un 30% en los hombres.
-Enfermedades cardiovasculares: los fumadores pasivos tienen entre un 25-35% mayor de riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
-Enfermedades respiratorias: especialmente enfisema pulmonar y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), además de una mayor propensión a sufrir infecciones respiratorias y bronquitis.
tabaquismo pasivo
Desde la puesta en marcha de las leyes antitabaco que prohíben fumar en lugares públicos cerrados, el problema del tabaquismo pasivo tiene un protagonismo fundamental en la vivienda familiar. Tanto es así, que se considera que prácticamente el 40% de los niños están expuestos al humo del tabaco. Además, Los expertos estiman que el 31% de los fallecimientos causados por el tabaquismo pasivo corresponde a niños.
Esta exposición forzada al humo del tabaco, además de facilitar que los niños se conviertan en fumadores, hace que sean más propensos a sufrir alergias, asma, enfermedades respiratorias, otitis y otras de mayor gravedad cuando sean adultos.
También deben considerarse fumadores pasivos a los lactantes y los fetos cuya madre es fumadora y no ha dejado de fumar durante el embarazo. Tanto la nicotina como el monóxido de carbono, entre sustancias tóxicas que la madre inhala con el humo del tabaco, traspasan la barrera placentaria afectando directamente al feto.
El tabaquismo pasivo del nonato puede ocasionar que:
-Los niños nacen con un peso inferior al normal (en torno a 200 gramos menos).
-Mayores probabilidades de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante.
-Un riesgo incrementado de que se produzca un aborto o un parto prematuro.
-Mayores posibilidades de desarrollar alergias.