Cuando somos víctimas de los gases intestinales, tenemos que ser concientes de que son un signo de que algo no anda bien, en la mayoría de los casos, está relacionado con unos hábitos de vida inadecuados y unas malas pautas de alimentación. Se suelen producir por fermentaciones intestinales, debidas a dietas incorrectas, al estreñimiento, nerviosismo o enfermedades intestinales, entre otras; la acumulación de gases puede producir dolores abdominales, problemas lumbares, sensación de ahogo o cefaleas.
Si crees que se deba a un problema de alimentación, ve eliminado de tu dieta grupos de alimentos, por ejemplo, comenzando con los lácteos, y espera unos días a ver qué ocurre. Si durante ese tiempo desaparecen, la lactosa es tu problema relacionado con los gases. Sino se detiene, puedes hacer lo mismo con los cereales, para ver si digieres bien el gluten.
Los edulcorantes también pueden aumentar los gases intestinales. Bebe sólo agua con las comidas y elimina las bebidas que contienen gas. Remplaza la leche de vaca por leches vegetales (espelta, soja, avena, almendra), aunque el kéfir y el yogur se toleran correctamente en estos casos.
Cuando transcurre mucho tiempo entre comida y comida, tus niveles de insulina aumentan causando desórdenes digestivos, por lo que procura comer cinco veces al día. Aliméntate de tal manera, que puedas evitar el estreñimiento, los enzimas digestivos, como bifidus o acidofilus, ayudan a evitar las flatulencias.
Si los gases son por nerviosismo, nada mejor que la hierba luisa, melisa, manzanilla, o tila. El carbón vegetal es otra de las cosas que va muy bien para los gases, los absorbe, expulsándolos a través de las heces.
Los alimentos que producen gases son los, lácteos, edulcorantes, coliflor, brócoli, coles de Bruselas, repollo, pimiento verde, maíz, rábanos, cebollas, pepinos, nabos, legumbres, pan de salvado, productos de trigo entero, uvas y las ciruelas.
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