
Estas plantas que se encuentran cerca de la superficie marítima tienen una composición orgánica similar a la de los seres humanos y absorben una gran cantidad de oxígeno, por lo que aportan muchos minerales, aminoácidos y vitaminas esenciales para que nuestra piel luzca joven y radiante.
Entre la variedad de algas, son las de color azul y verde las de mayores propiedades contra el envejecimiento. Así, las algas azules (espirulinas) desarrollan la capacidad regenerativa de nuestra dermis, además de hidratarla y ayudar a fortalecer los huesos por el aporte de calcio y hierro.
Por su parte, las algas verdes tienen la virtud de eliminar la toxinas y líquidos que intoxican el organismo -especialmente, el sistema circulatorio-. De este modo se produce una mejor oxigenación de las células, lo cual es ideal para que la piel esté elástica y tersa. Y al concentrar mucha fibra, también contribuyen al sistema digestivo, a la disminución de triglicéridos y a reducir peso.
Las algas marinas se pueden asimilar a través de cápsulas, cremas, jabones, shampoos y en su estado natural mediante compresas con agua tibia para aplicar directamente a la piel. En este caso, sería bueno tenerlas en un recipiente con agua de mar para que no disminuyan sus propiedades.